Comentario
Otro tema que habría que plantear ahora es el de la difusión entre los sabios italianos de la filosofía de la Antigüedad, pues tendrá sus repercusiones en la producción artística. El pensamiento griego se conoció en Italia sobre todo merced a la estancia del griego Pletón en Florencia hasta 1438, coincidiendo con los intentos de unificación de las iglesias griega y romana. Sus explicaciones de la obra de Platón, antes mal conocida debido a la dificultad del griego, permitieron una mayor difusión de las ideas de ese filósofo. También en Roma se emprendió esta labor. En este caso fue Bessarion, que había nacido en Grecia, el qué hizo imprimir en latín sus conferencias sobre Platón. No obstante, la Academia platónica por excelencia fue la de Marsilio Ficino en Florencia, que tuvo su sede en la villa que Cosme el Viejo había regalado a Ficino en Careggi. A pesar de que el neoplatonismo ha podido ser considerado por algún historiador como la filosofía que responde a la crisis del humanismo a fines del siglo XV, no por ello deja de ser otra vía de enlace entre el presente y la Antigüedad, y no la menos importante debido a su influencia en el arte.
La influencia del neoplatonismo en los significados del arte del Quattrocento es tema fuera de duda y no se limitó a Florencia, sino que influirá también en otras cortes italianas, como las de Urbino y Milán. Chastel ha llegado a indicar que todo elogio del ojo en el Renacimiento revela una influencia neoplatónica, pues para Ficino, si la luz era la manifestación de Dios en la tierra y Dios el oculus infinitus que ve todas las cosas, el ojo del hombre es el instrumento del oculus del alma y puede contemplar toda la creación, siendo la vista el instrumento de conocimiento. La idea de la belleza terrenal como reflejo de una belleza superior, llevará a considerar que el amor por la belleza corporal es el primer grado de un amor superior. Venus, que simboliza el poder del amor, sería la divinidad primera de los neoplatónicos y ello explica su presencia en algunas de las obras de artistas relacionados con esta academia ficiniana, como pueda ser Botticelli. Otra influencia de la teoría neoplatónica sería la de que el artista es un ser inspirado por Dios, que crea bajo un furor divino; esto se convirtió en un argumento más para la liberación del artista del mundo de los artesanos, aunque el gran éxito de esta teoría corresponda ya al siglo siguiente.
La pasión del Quattrocento por ese descubrimiento de la Antigüedad, que tuvo en el estudio de los textos antiguos una de sus más altas expresiones, la podemos ver reflejada en las palabras con las que Poggio Bracciolini anunció a sus amigos florentinos su descubrimiento en el monasterio de San Gall, en 1416, de los grandes códices antiguos allí conservados: "Aquellos libros, efectivamente, estaban en la biblioteca, y no como lo exigía su dignidad, sino como en una tristísima y oscura cárcel". Fueron ahora sacados a la luz y utilizados para crear una nueva etapa histórica en la que la conciencia de novedad y progreso se plasmó también en nuevas formas para el arte y la arquitectura.